caminan en tu sangre;
golondrinas y garzas
nadan por tus venas.
Vírgenes e impuras
duermen en tu cama,
tiburones y sirenas
vuelan por tu mente:
¿quien les a visto?
Olor de tu silueta
miel y mierda,
sangre
subyugada por bestias,
potestad inventada.
Suelo del árbol mendigo
-y alimento del mendigo-
corazón podrido
no por ti,
si no de por sí.
Aún así te vivo,
aún asi te alivio,
y quemo en ti, ciudad,
las lagrimas de otro.
Tu perfume viril,
con
acento delicado
disfraz del alma obscura
desgarra el aliento;
corta el vuelo del tiburón,
la sirena encantada.
Concula con la virgen
y
¿ama a la impura?
Garzas y golondrinas
se ahogan en tus calles
de eterna ciudad
maldita;
Por Dioses satanizada...
Por demonios santificada.
Upakia